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| El charrua empieza a ser quien fue. |
El guión se cumplió a la perfección viéndose una obra con una introducción, un nudo y un desenlace dignos de cualquier obra de la figura más grande de la literatura inglesa. Con el Barcelona saliendo con todo el City se mostró en los primeros 45 minutos como un equipo de cristal de bohemia, luciendo su pedrería de lujo en el escaparate europeo pero comportándose como un equipo frágil viviendo en constante peligro cual juguete en manos de un inocente niño. El Barça tocaba, hacía y deshacía dominando el ritmo a su antojo ante un club que en vez de denominarse Manchester City podría ser Mentira City. Una vez más los pupilos de Manuel Pelegrini estaban siendo esa decepción europea eterna pues no acertaban a achicarles bien los espacios a los azulgranas, ni presionaban como conjunto, viéndose a un simple versión de equipo conservador que esperaba simplemente su momento agazapado. Fruto de esa actitud diferencial los culés se imponían de forma abrumadora encontrándose, a la media hora, con un resultado soñado muy favorable a sus intereses gracias a un rehabilitado Suárez. Con el charrúa ejerciendo de depredador del área en una actuación imperial, cual chacal asestando dos duros golpes al rival, los locales vivían más perdidos que un pulpo en un garaje bordeando el drama hasta el intermedio de la obra.
Con el partido en el descanso y escuchándose de fondo la mítica melodía de los Beatles, titulada Hey Jude, esta consiguió amansar a unos barcelonistas que parecían no haberse creído la suma facilidad con la que habían disputado el primer acto ante la escasa resistencia presentada. Ello motivó que saltasen al terreno de juego anestesiados en los primeros cinco minutos ante unos locales que, bajo las premisas de quién bien podría ser denominado como el quinto Beatle por su estilo, parecieron reflexionar viniéndose poéticamente arriba siguiendo una estrofa del famoso tema cantado por Paul McCartney que decía así: “Hey Jude, no lo arruines, toma una canción triste y mejórala. No olvides dejar que llegue a tu corazón. Así podrás comenzar a mejorarla”. Sin duda resultaba paradójico aquello cuando un ex. del Liverpool los había herido de muerte.
Posteriormente los siguientes valieron para contemplar un partido más más acorde con lo esperado. Con los de Manchester presionando más como equipo, yéndose arriba y colgando balones buscando el juego aéreo de Dzeko, los apuros llegaban para la meta de Ter Stegen con Mascherano y Piqué imperiales teniendo que multiplicarse evitando males mayores. Ante ese nuevo panorama jugándose a un estilo más británico con un fútbol de ida y vuelta, con rápidas transiciones y de más contacto en el cuerpo a cuerpo, el Kun Agüero aparecería como hacen los cracks para ponerle ese punto de picante a la eliminatoria reduciendo distancias. Fue en el 69, minuto erótico, cuando una mala entrega de Busquets a Messi dio pie a una rápida transición en la que Fernando enviaría al canario David Silva quien, en un genial toque de tacón, habilitaría el esférico para que el “mejor amigo de Messi” se convirtiese en su peor enemigo subiendo el 1-2 al marcador tornando el drama de los suyos en un orgasmo de pasión digno de Romeo y Julieta devolviéndoles la emoción.
Viendo el nuevo decorado Luis Enrique, buscando asegurar el resultado, decidió cambiar a algunos de sus actores introduciendo más físico y defensa con Mathieu por Rakitic, adelantando a Mascherano a la media. La estrategia salió bien ayudando además en ello un Clichy que, habiendo sido amonestado ya con una amarilla durante el choque, vio la segunda en el 73 dejando a los suyos en inferioridad numérica al realizar una entrada sobre Alves en una jugada sin aparente peligro. Con superioridad de efectivos y resultado el técnico asturiano introduciría a Adriano por el amonestado Alves, no quería el asturiano que le sucediera lo mismo que a su homónimo y quedarse con diez , y a un desdibujado Neymar por Pedro buscando más frescura en ataque e intensidad defensiva a la hora de poder mejorar el desenlace de una obra que estaba saliendo a pedir de boca en el teatro de Manchester. A partir de entonces los últimos 10 minutos se tornarían en un continuo rondo barcelonista buscando el fútbol control, durmiendo el juego, queriendo cerrar el desenlace tan positivo hasta entonces.
Por si fuera poco ya en tiempo extra, cuando la obra estaba tocando a su fin, surgió otro error infantil de la zaga local cometiendo Zabaleta un penalti en el 93 sobre Leo Messi. En esa acción el 10 argentino, emulando a Hamlet, vivió su particular tragedia al estilo Shakespeare no aprovechando, desde los 11 metros, el obsequio del que había sido objeto para haber decantado aún más el signo de la eliminatoria fulminando a un rival que se escapó vivo en el último instante. Un contrincante que acudirá al Camp Nou recuperando a un pilar fundamental como el hoy ausente por suspensión Yaya Touré. Ahora espera el siguiente acto en el Camp Nou para cerrar un guión del que todavía quedan unos sucesos por escribirse.
Fdo: Jesús Martinez.
FICHA TÉCNICA:
MANCHESTER CITY: Hart; Zabaleta, Kompany (c), Demichelis, Clichy; Fernando, Milner, Nasri (Fernandinho, 61'), Silva (Sagna, 78'); Dzeko (Bony, 68') y Agüero.
FC BARCELONA: Ter Stegen; Alves (Adriano, 75'), Piqué, Mascherano, Alba; Rakitic (Mathieu, 71'), Busquets, Iniesta (c); Messi, Suárez y Neymar (Pedro, 80').
GOLES: 0-1, Min. 16, Luis Suárez. 0-2, Min. 30, Luis Suárez. 1-2, Min. 69, Agüero.
ÁRBITRO: Felix Brych (Alemania). Mostró tarjeta roja a Clichy (73') por doble amonestación amarilla. Mostró tarjetas amarillas a Rakitic (41') por una entrada sobre Kompany; a Alves (45') por una falta sobre Agüero; a Clichy (58') por una falta a Rakitic; a Clichy (73') por una entrada sobre Dani Alves; a Adriano (88') por una dura entrada sobre Agüero; y a Fernando (90') por agarrar a Luis Suárez.
INCIDENCIAS: Etihat Stadium, 45.081 espectadores.
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