Por fin llegó el día soñado, una final de esas que antes eran un sueño y ahora empiezan a ser algo asiduo. Dice el dicho que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras y como siempre en este bendito país hoy hay mucho esclavo, deben ser reminiscencias de ese famoso tic del canoso, los que me leéis asiduamente sabéis de lo que hablo. Estábamos ante una cita con la historia que aunque ya escrita podíamos adornar con ribetes de oro macizo, pero para poder bordar esos ribetes dorados teníamos que superar a la tetracampeona del mundo Italia y en una final europea, algo que hace cuatro años era simplemente un sueño que intuíamos más lejano de lo que realmente estaba. A las 20:45 en punto Pedro Proenca, arbitro Portugués, hacia sonar su silbato y con él no solo empezó el partido en sí, además comenzaron la reconversión de 47 millones de sueños que con el paso de cada minuto se iban convirtiendo en realidad. Rápidamente se atisbó a una España que como dijo mi compañero Dany Torres en la previa, no llegó al Olímpico de Kiev con la pretensión de jugar la final sino de ganarla. Los primeros 45 minutos de España me atrevería a decir que han sido los mejores que yo jamás he visto a España y si los ha habido jamás creo que haya sido en una final y ante Italia a la que quizás hoy ninguneamos y hace bien poco temíamos y envidiábamos, no por su fútbol mezquino, cierto, pero si por ese firmamento que lucen en el pecho y al cual aún nos queda mucho para llegar, todo se andará. España fue un vendaval imposible de salvar para los transalpinos, si, esos que hacia tres días habían borrado del campo al "rodillo" alemán.
Los de Del Bosque hicieron una de esas salidas con las que Fernando Alonso nos levanta del sofá y aunque no era el guaje el que conducía fue su majestad Xavi Hernandez que volvió en el momento que lo hacen los grandes por que como el mismo dijo no había sido trascendental en esta eurocopa aunque yo pienso que su sola presencia ya lo es, era su noche, su meta esta más cerca que lejos y él lo sabe, por desgracia nosotros también pero no amarguemos la crónica. El de Tarrasa avisó a los 10 minutos con un disparo que no fue más que el primer rayo que anuncia tormenta eléctrica, a los 14 sonó el primer trueno después de una maravillosa combinación de colores relampagueantes, Italia sufrió el estruendo, España disfrutó del espectáculo luminotécnico, el relámpago nació en Tarrasa, pasó por Fuentealbilla y de allí viajo a esa velocidad que solo alcanza la luz hasta Areyns de Mar, de como acabó en Arguineguin no me pregunten, yo también me perdí. El primer cuarto de hora de España fue algo así como el fútbol hecho perfección, partamos de la base del escenario, del rival y de lo que estaba en juego. La ocasión de Cassano en el minuto 28 no quiero que tenga sitio en estos renglones, no pienso echar en cara a Xavi su perdida de balón, él lo tiene permitido, ¿que peluquero no ha hecho algún trasquilón?. Parecía que los Pirlo y compañía sentían la necesidad de sacar ese orgullo que otrora les servia para derribar la muralla roja, pero ésta, como la china es indestructible al día de hoy, que se lo pregunten a Cassano que disparó a su amigo de Móstoles aún sabiendo que viste chaleco anti balas, fue intentarlo y otro rayo que les entró por la izquierda, no sin antes otro relámpago maravilloso producido por ese que se ha empeñado a que se conozca Tarrasa allende nuestras fronteras, aunque en este caso la luz fue Jordi Alba, siempre fue más rápida que el sonido, que partió en dos a una Italia que visto lo visto decidió partirse en pedazos por si misma. Se llegó al descanso y por fin nos fuimos a refrescar entre chistes y abrazos, el respeto por Italia siempre existirá pero la admiración por el fútbol de los nuestros nos hace más desinhibidos.
La segunda mitad no fue más que disfrutar de lo que se sabia ganado en la misma proporción que Italia sufría lo que sabia perdido, los de Cesare Prandelli sacaron la bandera blanca de rendición y el respeto por los que intentan abrirse un nuevo camino desde la admiración a nuestro fútbol hizo el resto, España empezó a no querer humillar a una selección de esas que están vestidas de historia pero tampoco queria dejar de poner las cosas en su sitio y con la normalidad que da el paso de los minutos llegaron otros dos goles, lo que podían ser minutos de la basura no tienen cabida en este grupo, siempre hay alguien que de dos sobras te hace un solomillo y fue Fernando Torres el que amortizo su tiempo en hacerse feliz a si mismo y en hacer feliz a su compañero de aventuras inglesas regalándole un gol de los que Mata´n por si no te habías dado cuenta de que estabas muerto, el gol dictaba la sentencia. España fue un huracán e Italia puso las casas prefabricadas, efectivamente, no quedó nada.
España entra en la historia y lo hace derribando la puerta como el que atraviesa una cortina de humo, sin despeinarse. Jamás nadie antes había conseguido el triplete, dos Eurocopas seguidas y un mundial de por medio, creo que es de ley acabar esta crónica puesto en pie para aplaudir y rendir pleitesia a : Casillas, Reina, Valdés, Juanfran, Arbeloa, Piqué, Ramos, Alba, Javi Martinez, Albiol, Busquets, Alonso, Iniesta, Xavi, Cesc, Silva, Torres, Negredo, Navas, Llorente, Cazorla, Pedro y Mata. Al cuerpo técnico con Vicente Del Bosque a la cabeza, el tiene mucha culpa de lo ocurrido, a los preparadores físicos que han conseguido que el equipo llegara en plenitud después de una temporada larguísima, a todos esos anónimos cuyo trabajo esta lejos de las fotos, a esa afición que ha viajado a pesar de los pesares y a los que lo han vivido desde España coloreando el país de rojo y gualda. Seria imperdonable no acordarse de los que ya no están, a esos desconocidos representados por las figuras de Manolo Preciado, Dani Jarque, Antonio Puerta y Miki Roqué. A todos ellos GRACIAS por hacer que esta selección haya salido de Kiev habiéndose convertido en un equipo perpetuo en el tiempo, no se los que nos estará por venir pero que nos quiten lo "bailao"... No, no me olvido de usted Sr Aragones.
Fdo. Carlos el pelijas.
