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Fdo: Carlos el pelijas.

sábado, 1 de marzo de 2014

SEVILLA, BELLEZA DE INCIENSO Y AZAHAR.

Sevilla con vestido de noche azul.
Sevilla, eres dama de belleza firme y rotunda, luces tu esplendor perdida entre tus calles, paseas con la cadencia de saberte hermosa y admirada. Te pierdes entre tus callejuelas allá por el barrio de Santa Cruz, contoneas tus caderas por el callejón del agua o la plaza de Doña Elvira con la seguridad que te ofrecen tus murallas, te sientes abrazada por tu Plaza de España, perfumada por tus jardines de Murillo o por los de tu majestuoso Alcázar, te pierdes en tu Judería y es que por esos lares el tiempo también se detiene a disfrutar de tu belleza.

Esperas a la primavera adornada de naranjos en flor para desbordarte y enseñarnos tu guapura en todo su esplendor, es por la estación primaveral cuando cubres tu cuerpo de flores y efluvios de Jazmín, Azahar y dama de noche, ya huele a Sevilla.

Eres capaz de vestir de mantilla tu cuerpo y emanar aromas de incienso y cera para ser mujer de cuerpo entero, señora elegante, sobria, mientras tu guapura brilla a la luz de la luna en un silencio sepulcral, silencio enterrado entre pétalos de rosa al paso de cualquier cofradía y por siempre ser hermosa en la madrugada santa. 

Morena de ojos rasgados y labios sonrientes, con que arte cruzas tu puente de Triana, es ahí donde te vuelves alfarera. Quedas hechizada observando tu calle Betis o tu plaza del Altozano, sabes que desde allí te verás en todo tu esplendor, solo tienes que darte la vuelta para que te enamores de ti misma viendo tu real Maestranza, tu Giralda, tu Torre del Oro, tu Plaza de España, tu parque de María Luisa y por fin comprendes porque embelesas al que por allí pasa.

Cuando termina la noche y amanece ese sol impaciente por contemplarte, eres capaz de vestir de faralaes y adornarte de farolillos bañados de manzanilla, te pintas tu sonrisa de marfíl y alzas tus brazos al cielo al compás de sevillanas que retumban en el real de tu feria. Postales que salen a cada paso que das por tu albero en un coche de caballos, sonidos de cascabeles inundan esas calles vestidas de luces, calles toreras donde se cruzan chicuelinas y naturales de maestros como Joselito el Gallo o Juan Belmonte. 

Te sabes observada, te sabes bella, te sabes mujer de un solo río, un río que aunque te parta en dos es lo que te une, Triana y Sevilla, Sevilla y Triana, dos orillas bañadas por un agua que se detiene con la única intención de disfrutar de tu belleza, ella no quiere irse a sabiendas de que su destino le espera a los pies del coto de Doñana, si por ella fuera se quedaría en ti de por vida, pero sigue su camino balbuceando "quien fuera orilla para ser parte de ti".

Y es que Sevilla eres bella de sol y hermosa de luna, con el pelo al viento o con el cabello recogido, vestida de traje de cola o mantón de Manila y mantilla, con zarcillos de colores o con collar de esmeraldas, cuando desprendes fragancias de azahar o cuando inundas el aire de incienso y cera, cuando paseas por San Lorenzo o por el arco de la Macarena, por Pureza o por Monedero, cada paso que pisa tu suelo es un motivo para enamorarse, eres una postal en ti misma, eres sangre de mi sangre, eres simplemente Sevilla, la cuna de la belleza.

Fdo: Carlos el pelijas.

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