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Fdo: Carlos el pelijas.

lunes, 10 de marzo de 2014

SI EL OLVIDO ES EL PERDÓN, NO QUIERO OLVIDAR.


Hoy se cumplen doce años de la mayor masacre que se haya perpetrado en España. Dicen que el tiempo todo lo cura, pero la evidencia nos dice que hay cosas que no tienen cura con el tiempo.

El paso de este puede apagar la llama, pero siempre quedaran resquicios que seguirán humeantes de por vida, rescoldos que parecen ya muertos y que cobran vida en forma de fuego ante la menor brizna de aire que presienta, y es que es la propia memoria quien parece soplar sobre las ascuas del pasado como queriendo que jamás olvidemos aquel 11 de Marzo de 2004. Y por supuesto que ni debemos ni queremos olvidarlo, aunque por ello, y después de más de una década, ese fuego nos siga abrasando el alma, ese alma que seguimos teniendo rota en 192 pedazos.

Hoy Madrid volverá a entristecer su rostro, una ciudad que vive con la sonrisa a flor de piel siempre y que hoy volverá a verse inundada de recuerdos, otra vez más la ciudad echará la vista atrás y volverá a derramar lagrimas en su interior, volverá a sentir aquel silencio que originó el ruido de las bombas.

Una vez más miles de sirenas resonaran en nuestra memoria, sirenas que sonaban a muerte, a barbarie, a pesadilla... a caos. Su sonido no daba a basto para trasladar a la muerte y a miles de historias que quedarían grabadas por siempre en nuestros corazones. Imágenes de ciudadanos ayudando sin desmayo, transportes públicos que abrían sus puertas buscando la salvación de las victimas, vecinos tirando mantas y víveres por las ventanas, personas con la mirada perdida haciéndose preguntas aún hoy sin respuesta, gentes en estado de shock, en fin, Madrid descubrió el significado de la palabra "CAOS".

Madrid fuimos uno, aprendimos que se puede llorar por quien ni siquiera conoces, que la gente somos mejores de lo que nosotros mismos nos creemos. Vimos como España entera se volcó con nuestra ciudad, mi ciudad. Las primeras bolsas de sangre llegaban de Barcelona y a continuación los hacían de toda España, haciendo que los madrileños nos emocionásemos y viéramos que realmente estamos más unidos de lo que algunos nos quieren hacer ver. España fue Madrid como hubiera sido cualquier otro rincón de nuestra geografía, y eso viene a demostrarnos que no todo es como no lo dibujan.

Ese día yo estuve en Atocha, y las imágenes que vi os juro que nunca se me borrarán de la memoria, es más, no quiero que se borren, olvidar seria conceder un perdón que mi corazón no esta dispuesto a otorgar;  y si bien no quiero venganza alguna tampoco quiero la absolución. Desde ese día tengo presente que un estruendo es lo que puede separar la vida de la muerte, y aquel día ese estruendo fue dirigido al ciudadano de a pie, se atentó contra el obrero, se atentó contra todos y es por eso por lo que todos sentimos que con esas 192 personas se nos iba un poco de nuestras vidas.

Después de doce años sigo sintiendo escalofríos cuando entro en Atocha (me imagino que lo mismo pasará en Santa Eugenia y en el Pozo del tío Raimundo), todavía veo el terror impregnado por los pasillos, por los andenes... por la memoria, imágenes que te vuelven y que aseveran que vivirán en ti de por vida.

Madrid nunca olvidara ese fatídico día en que casi doscientas personas fueron victimas de un inhumano atentado. Con ellos todos morimos un poco, pero por su recuerdo tenemos que vivir.

Ciento noventa y dos personas que se nos fueron de Madrid al cielo.

Fdo: Carlos el pelijas.

6 comentarios:

  1. Sinceramente precioso,no se que decir.sólo que cada vez que te leo,sea por una causa u otra ,nunca me dejas indiferente.

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  2. "y libranos del mal, AMÉN"

    LINDO HOMENAJE PELI BUFFFFF

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  3. Aquel dia, después de la agonía en que se convirtió mi vida durante unos interminables minutos, los que tardé en localizar a mi mujer en el caos de dsinformación que era un atestado apeadero de cercanías de Entrevías y de, como única reacción dentro del shock, llevarla al trabajo, volví a la estación de El Pozo, ya sabiendo que el estruendo que se escuchó en mi casa procedía de allí, para tratar de ayudar. Cuando te vienen a la memoria aquellos recuerdos, es muy difícil separar el orgullo de ver aquel sinfín de solidaridad, de rabia contenida porque lo primero son las víctimas antes que otro tipo de reacciones, de la rabia y la impotencia, el odio, que se llega a sentir ante tan dantesco espectáculo. En mi memoria quedarán para siempre imágenes, incoherentes ahora con la perspectiva del tiempo, pero al final imágenes que en el estado de shock en que todos andábamos sumidos son las que te quedan. La imagen de un traje prácticamente nuevo empapado en sangre, que nunca más volví a usar pero aun conservo, la de aquellos benditos supervivientes que salían de la caja de pandora sin saber ni donde estaban, buscando un abrazo, pero sobre todo me gusta recordar lo poco positivo que de aquello nos quedó, la imagen de todos aquellos que en esos momentos lo dieron todo por ayudar a los afectados, la de sentir que las piernas ya no daban más y esa sensación de aflorar las fuerzas de falqueza ante el hallazgo repentino de más supervivientes entre el amasijo de hierros, la imagen de las expresiones desencajadas de los profesionales que allí estaban, gente desgraciadamente acostumbrada al dolor, desbordada por las escenas que estábamos viviendo, pero sobre todo haciendo de tripas corazón, sanitarios, policía, vecinos. Este es el sentimiento que se debería haber aprovechado de aquellos momentos y no lo que vino después.
    Esto no lo sabe ni mi familia, de hecho solo lo saben los que me recuerdan en aquellos momentos y, como a mi otras imágenes, se les quedó grabada para siempre la mia porque si, yo estuve allí...y han conseguido que no me sienta orgulloso

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    1. Precioso testimonio, no se quien eres aunque me gustaria, pero si quieres conservar el anonimato lo entiendo.
      Solo te puedo decir una cosa, que nadie jamás, repito, jamás te haga decir que no te sientes orgulloso de aquello que hiciste, entre otras cosas porque no deben de tener esa capacidad. Estate muy orgulloso porque estoy seguro que serán muchos lo que lo estarán de ti, este que escribe desde luego se siente muy pero que muy orgulloso de ti y muy agradecido de que hayas compartido esta experiencia con nosotros.
      Solo puedo decirte GRACIAS.

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  4. Extraordinario tanto el homenaje de Óscar como el testimonio..los pelos como escarpias!

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