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Fdo: Carlos el pelijas.

viernes, 23 de mayo de 2014

MADRID, LA CAPITAL DEL FÚTBOL MUNDIAL.

Dos colores, dos sentimientos, dos orgullos.
Semana grande la que estamos viviendo con días llenos de inquietud, sueños y nervios esperando al gran día. La final de la Champions está ahí tan cerca, tan lejos. Cerca porque apenas queda un día para su disputa. Lejos para todos aquellos que se quedaron por el camino y para unas aficiones a las que se les va a hacer larguísima la espera contando unas horas y minutos que para ellos pasarán muy lentamente deseando poder ver a los suyos dejándose las gargantas. Atlético y Real, Real y Atlético, disputarán una final a tumba abierta en la que sea quién sea el ganador el título se quedará en España, un país muy azotado por la crisis económica y social en la que está sumido, con constantes noticias de corrupción, y al que solamente le queda el mundo del deporte para consolarse de vez en cuando llevándose una alegría. Una España que tras ganar el Sevilla la Europa League (antigua UEFA) volverá a ocupar el primer peldaño del escaparate internacional firmando un exitoso año para el fútbol español a nivel de clubes.  

El sábado espera y a él llegarán unos madridístas que desean con gran ansiedad el título para poder sumar esa décima que tanto se les resiste a sus vitrinas. Un Madrid que, al igual que en sus últimas conquistas del torneo, se ha borrado mentalmente de la liga en las últimas jornadas del campeonato dejándose ir provocando así disgustos de su hinchada y presidente. Una hinchada que semanas atrás idolatraba a Ancelotti y que últimamente despotricaba contra el italiano criticando sus decisiones estratégicas y poniendo en duda su valía. Es lo que tienen los estados de ánimo y la doble vara de medir pues para algunos crear tensión y ganar una Copa del Rey en el banquillo en su primer año es un éxito. En cambio para otros entrenadores que han ganado lo mismo que ellos y que han tenido la opción de completar un triplete en su primera temporada, hasta los últimos momentos sin levantar la voz, es una temporada ruinosa. De ganarla sin duda el italiano pasará a los anales de la historia recuperando así parte del crédito que había dilapidado a los ojos de su afición tras no conquistar la liga. Jugadores como Ramos tendrán ese trofeo que aún no han logrado y con el que aumentarán su caché internacional. Con ella le darían una alegría más a una afición entre la que se encuentran míticos ex. jugadores que marcaron época en su club como Gento o Di Stéfano convirtiéndole en un grande. De perderla será la hecatombe mediática para el madridísmo con periodistas de su entorno sacando el látigo lloviéndole palos por todas partes, ya sea en programas radiofónicos, televisivos o en prensa escrita, y para un Florentino Pérez que, en días pasados, había bajado enojado al vesturio amenazando a sus discípulos con abandonar la presidencia de la nave blanca si no ganaban la Champions. Son claros favoritos con cracks de la talla de CR7, Di Maria, Bale en ataque y el gran momento de Sergio Ramos. Ellos lo saben y por eso en su mano está el volver a activarse mentalmente si quieren vencer esa gran presión que sobre ellos recaerá a la hora de afrontar el duelo con garantías.  

No obstante no lo van a tener nada fácil pues ante ellos van a tener a unos colchoneros que se van a dejar la vida en el empeño sacando a relucir esa garra y orgullo que les ha inculcado el Cholo Simeone a sus pupilos. Unos pupilos que, bajo la batuta de otros en el banquillo, antaño se paseaban sin pena ni gloria por los campos viviendo acomodados en la parte media alta de la tabla del campeonato nacional. Los jugadores saben que tienen delante de sí una oportunidad única para hacer historia porque no todos los años se les presentará una así. Además, por si esa fuese poca motivación, son sabedores de que la Champions les debe una. Porque aún perdura en la memoria la final perdida por "el sabio de Hortaleza" y demás componentes de aquél histórico equipo ante el Bayern de los Muller y Beckembauer. Por ello intentarán tirar de épica para honrar la memoria de aquellos que se han ido y homenajear a los que aún siguen entre nosotros (véanse Adelardo o Panadero Díaz como ejemplos) dedicándoles el triunfo y premiar a todos aquellos seguidores que en su día contemplaron la desgracia de no conquistarla acompañándoles en el sufrimiento quedándose a las puertas del éxito estando a un palmo de paladear las mieles del triunfo. Por eso de lograrla se habrá hecho justicia poética colocando en lo más alto a un equipo que por historia es el tercer grande del fútbol español. De vencer firmarán un doblete histórico siendo el gran colofón a una exitosa temporada con la que jamás habían soñado antes de comenzar su disputa e inscribiendo su nombre con letras de oro en la historia de todos los que han ganado la máxima competición europea a nivel de clubes codeándose con los más grandes. Porque en su día nadie contaba en Europa con el joven Ajax de Van Gaal, ni el Oporto de Mourinho, ni el Liverpool de Benitez, ni el Chelsea de Di Mateo, ni con la Grecia en la Eurocopa venciendo todos ellos contra pronóstico a sus rivales. Y es que el conjunto del Manzanares se ha convertido ese equipo rebelde que se ha colado por sorpresa en una fiesta que estaba preparada para disfrute de otros. Su lucha y su convicción le han convertido en ese equipo rocoso, incómodo y armoniosamente conjuntado en el que los hombres están por encima de los nombres y al que nadie desea tener como rival por su dificultad para batirle. Es un equipo que nunca se da por vencido espantando así ese mal fario de "equipo pupas".  

Será un partido trepidante en el que los Atléticos sueñan con ser David venciendo a Goliat ante la gran lucha de clases que representa el equipo obrero, no exento de calidad, ante uno de los más ricos y poderosos que cada año se compra algún ostentoso artículo de lujo para salir a lucirlo. Ahora quién domine más la ansiedad y los nervios, afrontando el choque con la máxima concentración, será quién tenga las máximas garantías de llevarse el gato al agua en un final de temporada al que ambos han llegado muy justos físicamente. Porque, como en todos los cuentos, siempre hay un final que para algunos será muy feliz y para otros no tanto. Mientras ese momento no llegue una cosa está clara y es que la Champions se quedará en Madrid con la Cibeles y Neptuno esperando a ser visitados por los suyos para festejar el triunfo.

Fdo: Jesus Martinez.

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