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| Los autores del bronce. |
Sin duda alguna eran bajas de jugadores muy importantes en los equemas de la selección. No obstante este europeo era el torneo ideal para volver a ganar el oro pese a las ausencias y lo era porque aún así España mantenía en su bloque a 4 jugadores NBA (Calderón, Ricky, Claver y Marc Gasol) acompañados por otros que bien ya han estado en ella con anterioridad (Sergio Rodríguez y Rudy Fernández) o han sonado con insistencia para dar el salto al otro lado del charco (Sergi Llul).
Aún así era un plantel muy fuerte pues las demás selecciones, no solamente España, también acudían al mismo con numerosas e ilustres bajas si nos fijamos en los siguientes casos:
- Kirilenko, Khryapa, Kaun y Vorontsevic (Rusia).
- Joakim Noah, Ali Traore, Ronny Turiaf y Kevin Seraphin (Francia).
- Andrea Bargnani, Danilo Gallinari y Stefano Mancinelli (Italia).
- Simas Jasaitis, Darius Songaila, Kaukenas y Jankunas (Lituania).
- Dirk Nowitzky y Stefen Hamman (Alemania).
- Erazem Lorbek y Benoh Udrih (Eslovenia).
- Zoran Planinic y Marko Popovic (Croacia).
- Milos Teodosic, Dusko Savanovic, Zoran Erceg y Milan Macvan (Serbia).
- Luol Deng, Joel Freeland y Pops Mensah-Bonsu (Gran Bretaña).
- Zaza Pachulia (Georgia).
Esas citadas ausencias nos dejaba a España como la clara favorita a revalidar el título pues este era quizá el europeo de menor nivel de los últimos años debido a la gran cantidad de bajas.
Sin embargo, lejos de ofrecer una gran imagen España no dio la talla. Jugadores muy perdidos en unos casos o muy por debajo de su nivel en otros ofrecían un rendimiento nada acorde con su calidad jugando un baloncesto muy rácano y a rachas, ofensivamente hablando, en el que solamente parecía existir un plan A llamado "balones a Marc" ya que el jugador de Sant Boi era el único que estaba respondiendo a las expectativas. Los rivales, con viejos zorros en los banquillos como Bozidar Maljkovic (Eslovenia), Simone Pianigiani (Italia) y Vincent Collet (Francia), no tardaron en darse cuenta de las limitaciones de una España que no tenía un plan B, más allá de Marc Gasol, ante la falta de experiencia de un entrenador como Orenga que había fracasado como primer entrenador en su corta experiencia en ACB y que más allá de su buen historial en categorías inferiores su bagaje como entrenador dirigiendo a figuras de máximo nivel era nulo.
Ante eso, si solamente nos fijamos en el resultado muchos dirán que no estuvo mal haber logrado una medalla pese a las ausencias. Pero si nos ponemos a analizar lo que hemos comentado podremos darnos cuenta de que España ha perdido una grandiosa ocasión para seguir haciendo historia volviendo a conquistar el oro a poco que sus jugadores hubiesen respondido a las expectativas ofreciendo su mejor rendimiento al ser dirigidos por un entrenador más experto en este tipo de torneos tan exigentes.
Por todo ello, visto lo visto y tal y como se han dado las circunstancias, mostrando un juego tan decepcionante, podremos estar muy agradecidos por haber conquistado un tercer puesto logrando la medalla de bronce. Un metal que se logró tras haber tenido la suerte de haberse enfrentado en cuartos con una muy débil Serbia (para jugarse las semis contra Francia) y ganar posteriormente a otra muy débil Croacia donde un entrenador como Jasmin Repesa, que fracasó estrepitosamente en Unicaja, se lo jugaba todo a la carta de Bojan Bogdanovic desperdiciando así el talento de otros jugadores como Ante Tomic que tuvieron un papel muy secundario en sus sistemas para depender excesivamente de si su mejor exterior tenía el día o no a la hora de poder disputarle los partidos a sus rivales.
Ahora toca reflexionar pues el próximo mundial está a la vuelta de la equina, verano 2014, ya que no solamente España recuperará valiosos efectivos pues el resto también lo harán.
Fdo. Jesús Martinez.
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