R. MADRID 3 - MANCHESTER CITY 2. EL MADRID TIRA DE ADN PARA GANAR.

Se presentaba el campeón de la Premier en el Bernabéu imponiendo el respeto que da tener en sus filas a jugadores de nivel mundial, equipo hecho a golpe de talonario pero con un entrenador que se pierde entre sus miedos y sus temores. Los locales saltaban al campo con sorpresa mayúscula en el once, Ramos cedía su sitio a Raphaël Varane, el cual por cierto, hizo un gran partido. No seré yo quien discuta la decisión del míster, yo no tengo acceso a esos secretos de alcoba del que tantos otros saben menos de lo que airean a los cuatro vientos, el caso es que el de Camas vería el partido desde el banquillo. Mourinho decidió una vez más poner al equipo ese traje que tanto le incomoda y con el que se siente encorsetado, el trivote. Debutaba Michael Essien y lo hizo como los buenos árbitros, pasando desapercibido, con lo cual cumplió.
Comenzaba el partido y pronto se vio que el visitante era de los que no se atreve a ir a la nevera a por una cerveza, son de esas visitas de las que te han hablado tan bien que solo esperas que se arranque pero nada, no hay manera. Los de la capital pronto se dieron cuenta que el fiero León que le habían pintado no era más que un gato con mala leche y ya al cuarto de hora Cristiano había disparado tres veces a puerta con malas intenciones, el portero Hart estuvo acertado durante toda la noche, hasta en eso es raro el equipo inglés, ¿por fin habrán encontrado en las islas un portero de verdad?. Los blancos parecían tener un punto más en su presión por lo que parece que parte de los males blancos son físicos y el equipo progresa adecuadamente pero en el fútbol la paciencia es una especie a punto de extinción. Bien es cierto que la primera media hora el equipo merengue vivía de lo que pudiese hacer Cristiano, daba la impresión que jugaban con traje de neopreno, lentos, torpones en el manejo, llegaban bien hasta el penúltimo pase, el último lo tenia el Portugués sentado en el banquillo. Por momentos parecía que los de Concha Espina estaban en un volver a empezar, en un partir de cero. Y así se llegó al descanso con un Madrid que lo intentaba solo desde la distancia y un City contagiado por la mezquindad de un entrenador que ha bebido de las fuentes del catenaccio y se permite el lujo de desperdiciar a jugadores con un talento descomunal que él se encarga de camuflar en la pizarra.
La segunda mitad comenzó como acabó la primera, con un Madrid dominador pero sin pegada, para que vean como es el fútbol. Yaya Toure, que pedazo de jugador es el Costamarfileño, era capaz por si solo de desmontar todo el tramado defensivo madridista con arrancadas propias del mejor Ronaldo Nazário Da Lima, de esas que van dejando cadáveres por el camino como si los tirara con las turbulencias que crean su propia potencia, descomunal Yaya.
No se había llegado al minuto 20 de la segunda mitad cuando el Bernabéu se puso en pie, como yo y como todo aquel al que le gusta el buen fútbol por un lado y es agradecido por otro, para despedir con una estruendosa ovación al de Arguineguin, David Silva, una vez más el estadio de Chamartín se puso el chaqué y mostró su elegancia a los cinco continentes.
Entonces llegó el minuto 23 y llegó una contra mortal de los Citizens conducida por Yaya Toure que lejos de ir perdiendo las ideas con el paso de las zancadas iba buscando soluciones y la encontró en Dzeko que no perdonó ante la salida de Iker, buen delantero el bosnioherzegovino. Era tan cierto que el resultado era injusto como que Toure pudo sentenciar en otra contra justo después del gol. Entonces Mou vio todo perdido y decidió quitar el corsé al equipo que con la entrada de Karim, Ozill y Modric cambió el gesto y empezó a sonreír y es que no nos hagamos más líos, el fútbol es para los buenos, para esos que hacen fácil lo que a otros les cuesta un mundo, esos que con el primer control ya han descartado a dos defensas y no aquel que con el control ya tiene a tres defensas encima, esos segundos son los que separan el huyyyyyyyyyyy del gollllllllllll. Los de Chamartín empezaron a mover el balón a una velocidad de la que carecía y pronto llegó el empate con un golazo de Marcelo, uno de los beneficiados de los cambios. Modric dio criterio, Ozill ingenio y Benzema miedo. El City, o mejor dicho, su entrenador se sabían derrotados y aún así llegó el segundo de los campeones ingleses en un lanzamiento de falta, entre todos la miraron y ella sola entró. Se entraba en los cinco últimos minutos y entonces aparecieron los Juanito, Camacho, Santillana y compañía, ese ADN que ha hecho grande a un club como el Madrid, un ADN que lleva implícito la prohibición a rendirse, la fe en que la montaña se moverá, el orgullo del que se sabe herido y quiere morir matando, en definitiva, el madridísmo en estado puro, ¿fue el escudo el que tiró de los jugadores? jamás lo sabremos pero lo vivido del minuto 40 al 45 es lo que siempre diferenció a este club, Karim y Cristiano dieron la vuelta a un marcador que tenia la injusticia reflejada en él y consiguieron que hasta el propio fútbol asintiera y se diera cuenta de que no se podía premiar la mezquindad de Roberto Manccini. Triunfo sufrido, pero ya se sabe que el sufrimiento es el principal ingrediente para que la victoria sepa a gloria. Noche con sabor añejo en el coliseo de la Castellana, testigo de tantas otras grandes noches donde el Madrid ganó tirando de ADN. FICHA DEL PARTIDO:

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Varane, Pepe, Marcelo; Khedira (Modric, m.72), Xabi Alonso, Essien (Ozil, m.65), Di María; Cristiano Ronaldo e Higuaín (Benzema, m.72).


Manchester City: Hart, Clichy, Kompany, Nastasic, Maicon (Zabaleta, m.73); Y.Touré, Barry, Javi García, Nasri (Kolarov, m.36); Silva (Dzeko, m.62) y Tévez.


Goles: 0-1, m.68: Dzeko. 1-1, m.77: Marcelo; 1-2, m.86: Kolarov; 2-2, m.87: Benzema; 3-2, m.90: Ronaldo


Árbitro: Damir Skomina (SVK). Mostró tarjeta amarilla a Javi García (m.52) y a Maicon (m.70)


Incidencias: Encuentro de la primera jornada del Grupo D de la Liga de Campeones disputado en el estadio Santiago Bernabeu ante unos 70.000 espectadores. Fdo: Carlos el pelijas.