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| Arbeloa, un espartano sin careta. |
Como antes decía andaba la grada un tanto distraída con el tema de las caretas y el despiste se trasladó al propio terreno de juego donde el conjunto madridista no era capaz de dominar la situación, ya desde el inicio se empezó a ver a un Sergio Ramos que no hizo más que confirmar lo que llevamos viendo desde el principio de temporada, que no está, cada balón que jugaba no hacia más que comprometer al compañero que pasaba por allí y es que cuando el de Camas no esta con los cinco sentidos en lo puramente futbolistico se convierte en un defensor más que normal y es evidente que esos cinco sentidos en estos momentos los tiene desperdigados entre bulerías, chicuelinas, ojos verdes y amores de revista. Así en el minuto 26 el camero en otro despiste se dejó ganar la espalda y es bien sabido que si tu regalas la espalda siempre hay alguien que se la queda y es en ese momento cuando quedas expuesto a que te ocurra lo peor, el riesgo de *"embarbetamiento" es muy alto, que ocurra o no ya depende del rival. En esta ocasión le costó la expulsión. La afición quiere de Sergio a aquel "rubio" que se convirtió en un "pilar" básico para el equipo, ¿donde está ese rubio pilar?, no me cambien el orden de la frase que en este caso el orden de los factores si altera el producto.
La expulsión hizo saltar por los aires la pizarra de Anccelotti y una de sus flechas se fue a clavar en el centro del sueño de un canario que soñaba con su noche, su gran noche, Jesé fue el damnificado y tuvo que dejar su puesto a otro canterano como Nacho, Ramos dejó la pizarra como aquella famosa copa del rey que se le cayó desde el autobús, destrozada, como la ilusión del grancanario que tuvo que dejar sus sueños de triunfo para otra ocasión.
La primera mitad transcurrió entre errores y despistes y mientras, el graderío seguía con sus máscaras que bien parecían que les había tocado en el cotillón de nochevieja como anunciando ya fechas navideñas. Poco que destacar que no sea el golazo para unos y error del portero para otros, de Garet Bale en el 36, un misil que hizo una folha seca y dejó al portero con el molde, era el 1-0. No habían terminado los abrazos cuando Drogba un minuto después puso un balón vestido de chaqué para que Umut Bulut pusiera el empate en el marcador. Drogba, que jugador, el físico muere pero el talento es eterno. 1-1 y al vestuario.
Nos fuimos al descanso y fue ahí donde Carlo le quitó la careta a sus jugadores y les hizo ver que la fiesta había terminado, era el momento de dar la cara y con uno menos hacer un esfuerzo extra, la afición estaba pasando mucho frió como para que el equipo les dejara helados. El técnico italiano retocó ciertos detalles en el sistema y demostró que en ese banquillo hay entrenador. Metió a Bale en punta, puso a Isco por detrás del galés con libertad de movimientos y no tardó en meter a Xabi Alonso que fue la cordura para un equipo que en la primera mitad parecía ido.
Salió el equipo con otro gesto, en especial Alvaro Arbeloa, si soy el primero en criticarle también quiero ser el primero en ponerme en pie ante el espartano. Era evidente que el equipo turco no era precisamente el ejercito persa en el desfiladero de las Termópilas pero el lateral se retrotrajo al siglo VII A.C para homenajear a los hoplitas y con lanza en mano se lanzó a por el equipo otomano, detrás de él fueron el resto. Los locales con uno menos veían en el salmantino el ejemplo a seguir al verle doblegarse y convertirse en Alvaro y en Arbeloa, ya eran 11 contra 11, y cual ejercito espartano desarbolaron a los de Mancini. Me decía mi amigo, compañero y gran cronista Oscar Martinez: "Si todo el mundo iba con careta no iba a ser él menos, que mejor que disfrazarse de CR7 ante la ausencia de este" grande Oscar.
La segunda mitad del equipo blanco fue una promesa de futuro, un indicativo de que el camino a seguir parece encontrado, de que la plantilla empieza a percibir lo que les demanda el técnico transalpino; Posesión del balón, verticalidad, bandas, movimientos sin balón... y en una de estas llegó el segundo gol de los capitalinos obra del espartano, el merito de él no fue marcar, fue estar ahí, no pregunten el porque lo estaba, quizás el tampoco lo sepa, pero el caso es que estuvo donde tenia que estar y puso a su equipo por delante en el marcador. Fue a partir del gol cuando el canterano estalló y puso el bernabeu en pie, su entrega lo merecía. Provocó un penalti que no se pitó en el 9 de esta segunda mitad, cruzo un balón que no entró por poco en el 14 y asistió a Di María en el 3-1, lo dicho un hoplita del siglo XXI.
Estaba el Madrid asediando al galata cuando una vez más Iker nos deleitó con una parada de esas que hay que ver tres veces repetidas para entenderla y aún así siempre deja algo de etéreo y es que él no es 100% terrenal. Fue a un cabezazo a bocajarro y que buscaba las alturas sin saber que es de allí precisamente de donde desciende él. Drogba le miró, en esa mirada solo cabía admiración, los buenos se entienden entre ellos con una mirada. Pero no salimos de la plasticidad del paradón del mostoleño cuando apareció el chichilindri (si no pongan esa cara que yo también me he asustado, se conoce como chichilindrí a los nacido en Arroyo de la Miel) para abrir la sección del gourmet, recibió un balón, giró sobre si mismo, encaró, se fue con la elegancia del que pisa la alfombra roja y disparó a puerta, el tiro lo rechazó un defensa pero fue el balón el que eligió caer en sus pies, a los balones también les gusta que les acaricien, y entonces el malagueño encaró portería y fue cuando entonces de él emanó un arroyo de calidad que adornó con un recorte dulce como la miel, un homenaje a su procedencia, lo de menos fue como el balón entró en el marco turco, en él solo quedó agradecimiento por el trato recibido, chamartín se puso en pie para corear el nombre de Don Francisco Alarcón, más conocido como Isco.
Así se llegó al final, con esa delicatessen en el paladar y con la sensación de que los de Carlo Anccelotti empiezan a saber el camino que pisan, pero solo es eso, el principio, queda mucho que batallar hasta conseguir nuevas conquistas, para ello es solo cuestión de quitarse las caretas y seguir al del casco de espartano, tras su ejemplo se esconde el éxito.
*Embarbetamiento, expresión andaluza que indica que "te lan clavao" hasta la empuñadura.
FICHA TECNICA:
REAL MADRID: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo (Carvajal, m.74); Casemiro (Xabi Alonso, m.59), Illarramendi; Bale, Isco, Di María; y Jesé (Nacho, m.27).
GALATASARAY: Eray Iscan; Eboué, Gökhan Zan, Chedjou, Nounkeu; Felipe Melo (Gülselam, m.88), Inan; Bruma (Sneijder, m.64), Umut Bulut, Amrabat (Riera, m.67); y Drogba.
GOLES: 1-0, m.37: Bale. 1-1, m.38: Bulut. 2-1, m.51: Arbeloa. 3-1, m.64: Di María. 4-1, m.81: Isco.
ÁRBITRO: William Collum (ESC). Amonestó a Arbeloa (55) por el Real Madrid; y a Felipe Melo (36) por el Galatasaray. Expulsó por roja directa a Sergio Ramos a los 26 minutos.
INCIDENCIAS: encuentro correspondiente a la quinta jornada del Grupo B de Liga de Campeones, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante la presencia de unos 65.000 espectadores. La afición madridista pidió el 'Balón de Oro' para Cristiano Ronaldo, mostrando un mosaico y 45.000 caretas con la cara del portugués.
Fdo: Carlos el pelijas.
No me explico como se me ha podido escapar una crónica como ésta. Probablemente la culpa la haya tenido una semana dura para mi.
ResponderEliminarEs evidente que "tu bola de cristal" lejos de quedarse opaca cada día brilla más, es un brillo cargado de calidad en un profundo análisis al buen gusto, al honor y a algo que cuando se hace con el corazón no deja lugar al espacio, un espacio que has cubierto tan bien como a ese Álvaro que mencionas. Es de las mejores crónicas que he leído, objetividad a parte.