UNA AFICION, MI AFICION

El 25 de Mayo se celebra la final de la Copa del Rey y el Athletic ha llegado a la final.

Pero no es un equipo cualquiera, es el Athletic, el equipo copero por excelencia.
Muchas aficiones se jactan de ser la mejor del mundo pero ninguna puede compararse a la de ellos.
Una afición que hace acampadas nocturnas ante las puertas de San Mames para conseguir entradas ante el Manchester y el Shalke cuando todo el mundo sabía que era prácticamente imposible que salieran a la venta.
Una afición que desplaza a 8000 seguidores a Old Trafford (récord de desplazamiento en partido que no sea una final).
Una afición que desplaza a la final de la Europa League 18.000 personas cuando solo la mitad podían entrar y donde la otra mitad colorea Bucarest en una alarde de buen rollo.
Una afición que recibe a los subcampeones con 2000 personas en el aeropuerto.
Una afición a la que no le importa jugar la final contra el todopoderoso Barcelona en su campo porque eso garantiza que puedan ir mas aficionados.
Una afición que en la última final de Copa pobló Bizkaia de rojiblanco e hizo un recibimiento de campeón al equipo colapsando Bilbao.
Una afición cuyos miembros recuerdan exactamente donde estaban cuando Endika marcó el gol en la final del 84 y en que lugar de la ría se pusieron cuando miles de personas abarrotaron las dos riberas vitoreando el paso de la gabarra donde viajaban los campeones de las ligas del 83 y 84.
Un acto que no estaba previsto, que los jugadores montaron porque era la forma mas fácil de llegar hasta el ayuntamiento y que el boca a boca convirtió en un acontecimiento único.
Una afición que no solo está en lo bueno sino también en las malas cuando el Athletic estuvo a un paso del descenso y una afición que llenaba todos los partidos La Catedral, que animaba los 90 minutos sin desmayo, que solo se pitaba al finalizar el partido y que los llevó en volandas, a mantenerse en primera.
Una afición que después de un 0-3 es capaz de esperar y felicitar al campeón liguero, un rival clásico y muchas veces encarnizado como es el Real Madrid.
Una afición, que cuando tiene derbi contra el vecino, confraterniza con su afición en un pasacalles (pintxo y poteo incluido) por los bares adyacentes a San Mamés.
Una afición repartida por todo el mundo aún en el caso de que nunca podrían jugar en el Athletic por su idiosincrasia.
Un afición que se identifica con el equipo por dicha idiosincrasia, jugadores nacidos o criados en Euskalherria.
Una afición que honra a sus mitos como el minuto de silencio de Zarra con 40.000 rojiblancos al borde del llanto o la tradición de llevar, el capitán del equipo que visita por primera vez San Mames, un ramo de flores al busto de Pichichi.
Una afición que sabe que si quiere ver entrenar a sus chicos, va a Lezama donde no hay ni vallas ni guardas jurados y donde los chiquillos disponen de campos para jugar al fútbol cerca de sus ídolos, ídolos que no dudan en pararse a la salida de los entrenamientos y atender a las peticiones de autógrafos y fotos.
Una afición que en el 2013 celebrará los 100 años de San Mames que no tendría mejor colofón para su larga y gloriosa vida que una final de la Copa de SM el Rey.

Una afición, a la cual estoy muy orgullosa de pertenecer.
Fdo: Amaia Urruela, rojiblanca.