Otra foto para el álbum de Iker, otra copa al cielo. |
A los diez segundos de sacar de centro el equipo argentino, el Madrid ya había recuperado el balón. A los dos minutos, Benzema ya avisaba. Fue un espejismo con el Atlas de fondo. Comenzó San Lorenzo a recordar su historia y llamó a la batalla. Aquella batalla que da nombre al club y en la que los españoles sufrieron una gran derrota. Durante los primeros veintidós minutos de partido, hasta la tarjeta a Sergio Ramos, el Madrid no fue capaz de estabilizar el juego y hacer valer su potente arsenal y su calidad. Unas veces por imprecisiones de los madridistas. Otras, por la dureza del juego del equipo de Almagro. Fangoso, rudo, duro, violento, malicioso, alevoso… quinqui. San Lorenzo es un equipo de bajos fondos experto en guerras callejeras. Hábiles y experimentados en peleas contra enemigos más guapos y mejor armados. Pero no siempre las pistolas son mejores que las navajas. Estas no hacen ruido y gracias a ellas, y a un árbitro guatemalteco, parece increíble la decisión de la FIFA una vez más, revoloteó por el Gran Estadio de Marrakech la sombra de la duda. Quince minutos de “no me gusta nada cómo se está poniendo esto”.
En el minuto 37, cuando más lo necesitaba el Madrid, el cuento de nunca acabar: balón de esquina de Kross directo al alma de Ramos. Uno a cero. Hasta ahí aguantó San Lorenzo. Lo más destacable hasta el final de la primera parte fue la lesión de Marcelo. Afortunadamente, Coentrao es un buen zapador en terrenos fangosos. Otro pandillero acostumbrado a peleas en callejones oscuros. De los que fuman a escondidas.
A los seis minutos de la reanudación, un maravilloso pase de Isco, de los que solo es consciente él, el receptor y, a veces, el árbitro auxiliar, lo controla Bale para disparar un tiro de calentamiento al portero Torrico, que se le cuela, mansamente, bajo la axila derecha. Dos a cero. Bale y su abono al segundo gol en las finales. Suspiro... Mientras, entre el Santísimo y su Santidad, un Cristiano en Marrakech solo puede pasar desapercibido. Y así fue. Fin de la final.
El fútbol dio la razón al fútbol. Dio la victoria al que la quiso. Al mejor. El Madrid supo poner la otra mejilla sin dejar de lado la “ley del Talión”. Eso es equilibrio. Africa proporciona madurez a quien la pisa. La madurez y el equilibrio del laureado (Laurentius) campeón del mundo 2014. La madurez y la serenidad de un equipo llamado a marcar una época.
Fdo: Eduardo Sanchez de la Blanca.
FICHA TECNICA:
REAL MADRID CF: Casillas; Carvajal (Arbeloa, m.73), Pepe, Sergio Ramos (Varane, m.89), Marcelo (Coentrao, m.43); Kroos, Isco, James; Bale, Cristiano Ronaldo y Benzema.
SAN LORENZO: Sebastián Torrico; Julio Buffarini, Yepes (Cetto, m.61), Kannemann, Emmanuel Más; Néstor Ortigoza, Juan Mercier; Enzo Kalinski, Gonzalo Verón (Romagnoli, m.57), Pablo Barrientos; y Martín Cauteruccio (Matos, m.68).
GOLES: 1-0, m.37: Ramos. 2-0, m.51: Bale. Árbitro: Walter López (Guatemala). Amonestó a Ramos (22), Carvajal (30) por el Real Madrid; y a Ortigoza (12), Barrientos (16), Buffarini (55) y Kannemann (85) por San Lorenzo.
INCIDENCIAS: Final del Mundial de Clubes disputado en el Gran Estadio de Marraquech, con 38.345 seguidores en sus gradas.
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